Hace más de veinticinco años un pequeño grupo de amigos y amigas, en su mayoría nativos de la localidad y comerciantes, pensaron en organizar alguna fiesta que potenciara el inicio de la temporada estival.

Enseguida le vino a la cabeza la fiesta de Moros y Cristianos. «Pensat i fet», manos a la obra y fundaron dos «filaes», Marsa Mudhayra y Almadraba, que realizaron su primer desfile.

Desde sus inicios el castillo, antigua torre de defensa de los primeros habitantes, desde los que se divisaba la llegada de embarcaciones desde el norte de África, ha sido el símbolo de una fiesta que veintiséis años después ha conseguido un gran esplendor y brillantez.

A la misma, como unos vecinos más, como unos festeros más, se han ido incorporando las personas de fuera de España que han encontrado en Moraira su paraíso y se sienten ya unos hijos de la localidad más.

Miles de personas presencian el desfile en el que participan más de mil personas.

Los espectadores, en su mayoría personas de fuera de España, entusiasmados, atraídos por el color y la vistosidad de los trajes, la música y todo lo que lleva la fiesta de Moros y Cristianos.